Cuando me da por recordar, recuerdo mas cosas
de las que tenia en la agenda y en este caso, es algo demasiado bueno.
No se cual es el primer recuerdo que tengo
tuyo, nuestra diferencia de edad era, en esos años, algo que diferenciaba mucho
nuestros juegos y nuestros gustos y mientras yo jugaba con mis playmobil o algún
otro juguete que no recuerdo, tu te paseabas por la calle en tus patines o en
tu patineta. Desde La Colonia
hacia arriba o hacia abajo, daba lo mismo. Siempre te observaba y miraba con
asombro tus capacidades con los patines y cuando fuiste capaz de saltar a 8
personas (o 7) agachadas, me dije, esto es lo máximo.
Por culpa de patines y patinetas, te vi con
yeso, si mal no lo recuerdo, en cada una de tus extremidades y tus costras y
heridas frescas eran pan de cada día.
Debo admitir que siempre tu figura fue la de un
ídolo y lo fuiste durante gran parte de mi niñez. Contigo conocí el rock, de
hecho en 3° básico fui el único niño que escuchaba a Iron Maiden y Ozzy gracias
a los casetes que te sacaba a escondidas para escucharlos en tu radio, que
desarmaste una y otra vez y que siempre
te quedaba algún tornillo afuera que no encajaba en ninguna parte.
Tus partidos de volley y también cuando te
convertiste en hombre top, jugando tenis y vistiendo ropa a la moda, en esos
años, como tus poleras sin mangas y abiertas bajo el brazo hasta cerca de la
cintura.
Tus fiestas con tus amigos y amigas del barrio
y The Police, si, siempre escuchando a Police y bailando a Police mientras yo
me paseaba delante de tus amigos haciendo una que otra gracia para que tus
amigos dijeran algo y ahora que lo pienso, no era para caer en gracia, sino que
me gustaba lo que estabas haciendo y quería ser participe de ello y entre
Police, fiestas juveniles y radios sin tornillos, entraste a estudiar educación
física. Me llevaste al Estadio Nacional a trotar mientras rendías tus pruebas,
a la piscina de la Unión
Española y me enseñaste a nadar de forma correcta en la
piscina del Cementerio General.
Después fuiste padre, demasiado joven para mi
gusto, lo que no quita el inmenso amor que le tengo a mi sobrina y entre idas y
venidas comenzó nuestra vida parrandera.
Paseos a la playa entre pesebres, techos
mojados y el 404 rojo, el Machito’s Car, el que lloramos a moco tendido el día
de su venta. Marías al despertar y escudos para aplacar el calor y la sed. Spandex,
Subterra, Trolley, Estacion Mapocho y Usach. Las pildoritas de nuestro primo y
el eterno e incombustible Borzoi, mucho Borzoi. Sargento Menadier arriba del
local y música mucha música. Esta vez no había una radio con tornillos menos,
sino que estábamos todos con tornillos menos. San Francisco con Alameda y la
visita al Ruqantino auspiciada por una tarjeta redbanc de dudosa procedencia. Tu
cabeza partida, tu cicatriz de cortaplumas en tu espalda y tu ceja partida gentileza de una botella que por suerte no se partió en tu cara y cuando
pensamos que esto iba a seguir y seguir y seguir, las revoluciones bajaron. Te
cambiaste de casa y nos empezamos a comportar.
Antes del cambio de siglo, la muerte nos ataco
tres veces en menos de dos meses y fue lo que sello el destino. Algo te hizo click y tomaste la decisión de irte con cama y petaca a la madre patria. Vendiste lo
que no tenias y te fuiste. Siempre quede con la sensación de que volvías pero
el tiempo, que tiene la razón siempre, me dijo que no. Te deje en el aeropuerto
con una resaca del demonio y te mande a la sala de embarque con una patada en el
culo y vi como el avión que se llevaba a mi hermano se perdía en el celeste cielo
capitalino y hubo un silencio atroz, ya nadie volvió a ser el mismo
El tiempo pasó. Nació mi otro sobrino y todo
fue de película y te comencé a extrañar. Aunque nunca supe que es lo extrañaba.
Nunca me senté a conversar contigo. No se muchas cosas tuyas, solo lo que se veía,
y tu tampoco sabes mucho de mi, solo lo que ves y lo que supones. No extrañaba
conversaciones ni ratos de intimidad contigo, pero el tiempo me enseño a que lo
que realmente extrañaba, era solo tu presencia, tu risa que asoma tus pequeños
y juntos dientes. Tu risa que arruga tus ojos y que los achica hasta hacerlos
invisibles. Tu cabeza echada hacia atrás cuando esa risa se convertía en
carcajada. Tu chiste fácil, tu boca suelta y tu facilidad para la grosería más
grosera.
Tal vez nunca intimamos mucho, pero si están
esas otras cosas que uno no valora en su momento y que generalmente pasan por
alto. Esa broma mutua, ese chiste compartido y a veces exagerado. Ese gusto tecnológico
que nos une y por supuesto, el rock n roll.
Hoy es tu cumpleaños y decidí escribir esto
para celebrarte. Para celebrar al ídolo de mi niñez, al que todo lo
solucionaba, a mi estrella del rock, al que espero arregle su radio personal y que
espero esta vez no le sobren tornillos, ni le falle el cable del enchufe...........en cuanto a la radio física, bueno, prometo tenerte una nueva cuando andes por acá, casete de The Police incluido.
Hermano mío, te quiero mucho. Feliz cumpleaños.
La vida esta al alcance de tu mano. Abre los ojos…..
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