Feliz cumple, ojitos negros

Te voy a contar una pequeña historia.

Hace mucho tiempo, ibas entrando a la pieza de tu tía Les y yo, como un juego, te asuste, pero no tu no te lo tomaste como un juego. Tenias, no se, tres años quizás y desde ese día cada vez que me veías te escondías. Me tenías miedo. Un día, me senté en la alfombra de tu abuela y me puse a jugar con unos animalitos de plástico, tú me mirabas desde el final del pasillo de la casa de tus abuelos. Algo te decía que necesitabas ir a curiosear pero te resistías por el temor que me habías tomado desde el día en que te asuste. Pero no te resististe y te acercaste, temerosa y cauta. Te entregue un perro y te pregunte como hacían los perros, pero no me dijiste nada, lo mismo pasó con una vaca y con un pato. Me mirabas distante hasta que por fin por fin soltaste una sonrisa cuando te imite a una vaca, tu primera sonrisa condujo a otra sonrisa y a otra más y a otra mas, hasta que no te diste cuenta y ya estabas sentada a mi lado jugando con esos animalitos plásticos. Desde ese día, en que yo salde mi error de haberte asustado y que tú descubriste a otro niño en cuerpo de grande, nos unió un cariño fenomenal. Me pedías brazos a cada rato,  te encaramabas, te hacia bailar y te hacia cantar cuando ya eras mas grande, te entretenía y tu me hacías niño otra vez y así hasta el día de hoy.

Te he visto crecer, te he visto madurar pero, y ahora que lo pienso y lo recuerdo, nunca te he visto llorar y espero no hacerlo porque tal vez me sentaría a llorar contigo.

Mi niña de sonrisa fácil y de imaginación voraz y a veces exagerada, de risa escandalosa que lleva a la carcajada del resto de la gente. Volada por un asunto genético y bailarina estrella de nuestras vidas…que pases un feliz cumpleaños…nos veremos mas rato, comiendo torta, imaginando y riendo a carcajadas, como siempre lo ha sido.

Te quiero mucho, mucho, cholita del alma.